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sábado, 2 de enero de 2016

Campo de Refugiados de la República Árabe Saharaui Democrática. Capítulo 4: La Sanidad

Continuando con las reflexiones que me deja este viaje a los campos de refugiados del Sáhara, en este capítulo os intentaré acercar como está la situación sanitaria.

Si os habéis parado a leer mis escritos, en los anteriores capítulos he reflejado la falta de medios de todo tipo que se sufren en este desolado lugar del planeta.
Y a nivel sanitario, nada es diferente.

Empezando por el suministro de agua, que ACNUR a través de camiones cisterna, se encarga de repartir a los bidones que cada familia dispone en las calles, ya nos pone sobre aviso que, si la "materia prima" fundamental para la vida, escasea, el resto aún más.

Alcantarillado inexistente, provoca que las aguas y líquidos "sobrantes", se evacúen, en el mejor de los casos, en letrinas familiares, cuando no en las propias calles polvorientas.

Imaginaréis, y con razón, que una de las enfermedades recurrentes tienen que ver con trastornos digestivos y diarreas.
Parte del material médico que donamos en este viaje, son medicamentos para dichos trastornos.

Centro de salud

En el campo de refugiados de El Aaiún, existe un centro médico de atención primaria, dotado por ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados), y regentado por dos mujeres, como de costumbre, por mandato del gobierno del Frente Polisario, dedicadas a atender a los enfermos.
Sala de espera

Sala de ACNUR

Consulta


Quirófano


Como observaréis por las imágenes, se trata de un edificio más, de adobe,con cartelería en las paredes, sobre recomendaciones sanitarias, las dos personas antes comentadas y poco más.Y cuando digo poco más, es que ni medicamentos, ni material, se ven por ningún lado. La nula presencia de pacientes, a pesar de las necesidades sanitarias que se observan, me deja entrever, que toda la población es consciente que acudir a resolver cualquier problema médico a este lugar, sencillamente es una pérdida de tiempo.


Si en este lugar no se atiende a los enfermos,entonces, ¿Dónde se les atiende?
Esta pregunta nos lleva como respuesta, al hospital de Rabuni, ciudad y campo de refugiados,capital administrativa del Frente Polisario y desde donde se gobierna la RASD.

Ante nosotros se presenta esta imagen, con una enorme plaza central polvorienta, rodeada de edificios, donde uno hace las veces de URGENCIAS, aunque no dispongan ni de equipo de reanimación, ni morfina ni siquiera salbutamol, para atender problemas respiratorios graves.
Urgencias
Sala de pediatría.  !Sin asientos¡

Una persona nos guia por las instalaciones, y nos va presentando a médicos de cada área. Casi todos, médicos cubanos, que están ofreciendo sus conocimientos como ayuda humanitaria hacia el pueblo saharui.

Pero no tienen medios aquí tampoco. La primera persona con la que hablamos, una doctora en el laboratorio de análisis. Nos cuenta que desde hace meses les faltan reactivos, y que sólo pueden realizar análisis de sangre y orina básicos. Si deben realizar cualquier estudio hematológico o de heces, que requiera un cultivo, no pueden. Y ya he adelantado, que infecciones gastrointestinales están a la vuelta de la esquina...
Laboratorio análisis clínicos

Le toca el turno a la consulta médica, donde un hombre está siendo revisado por un ecógrafo cubano, que nos dice que el diagnostico es insuficiencia coronaria, pero que no disponen de óxigeno,  ni medicamentos específicos para tratar la enfermedad, o al menos darle un respiro al paciente.
En la sala de rehabilitación y fisioterapia existen algunos aparatos, aunque dudo que funcionen, dado que en la sala de odontología, pregunto por los utensilios que existen para la higiene bucal básica, y de todos los que vemos, !!solo funciona uno¡¡

Continuamos la visita por la zona de quirófanos, que no nos invitan a observar, y por el aspecto exterior, hace tiempo no se practica intervención alguna, para llegar al servicio de oftalmología, objetivo personal, ya que llevo unos 40 pares de gafas para donar.
El oftalmólogo, saharui en este caso, me explica como revisan la visión de los pacientes, y los aparatos de que disponen; todos tienen más de 20 años, aunque en general, es la sala que mejor impresión me ha causado.

Finalizamos en la farmacia, otro de los objetivos marcados en la agenda, para donar los medicamentos que llevamos. Como imaginará el lector a estas alturas, también muy desabastecida.
Nos confirman que de los medicamentos básicos, tienen, pero que genéricos y específicos para tratamientos de enfermedades más o menos graves,muchas de ellas agravadas por convertirse en crónicas por falta de tratamiento, no disponen, lo que convierte el circulo vicioso de la sanidad saharui, en algo desolador. Las lluvias torrenciales de octubre la han dejado aún más desabastecida.
Farmacia



El resumen de este capítulo lo describe muy bien uno de los médicos con los que conversamos.
"Vienen los pacientes, los diagnosticamos y los envíamos a Tindouf", por lo que la indignación inicial, pasa a resignación, e imagino que a la impotencia diaria, de quien se ha formado en el "arte" de salvar vidas.

Tanto las ayudas de ACNUR , como de las diferentes ONG ´s, así como de los particulares que por allí pasamos, ni de lejos cubre las necesidades reales que la población saharui, mal nutrida,mal hidratada,escasa en la higiene por la falta de recursos hídricos inerentes al desierto en donde viven y azotada por su implacable clima , necesitan.
Sólo basta un pequeño impulso, en forma de catástrofe natural, como las riadas de octubre 2015, para que el castillo de naipes, en el que se asienta toda la sociedad saharui, se desmorone por todos lados.

"La salud no lo es todo, pero sin ella todo lo demás es nada", Schopenauer.

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