Me cuesta
repetir posts en mi blog, pero hoy me toca realizar dicho ejercicio, al conocer
la noticia que refleja el titular.
La huella
ecológica es un
indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de
los recursos existentes en los ecosistemas del planeta, relacionándola con
la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos.
En el año de
mi nacimiento 1966, la humanidad
consumía alrededor de sólo 2
tercios de los recursos naturales
disponibles en todo el Planeta.
El año 1986 fue el último año de equilibrio entre lo que consumimos y
dicha regeneración propia.
En 1995 el 21 de noviembre fue la fecha en la que terminamos con todos
los recursos.
En el año 2000 consumimos los recursos disponibles el día 1 de octubre.
En 2014 ya los consumimos el 19 de agosto.
El año pasado la fecha se adelantó al 13 de agosto 2015
Y este año 2016, hoy
8 de agosto, la humanidad, sobre todo las personas que vivimos en las
zonas más ricas del Planeta, hemos gastado todos los recursos naturales que la
Tierra puede reponer en un año.
De aquí a final de año, viviremos a expensas de las generaciones futuras, endeudándolas sin derecho alguno.
Si seguimos esta progresión, en 2030 nos quedaremos sin recursos sobre finales de junio, y nos acercaremos un poco más al colapso ecológico, más injusticias, conflictos, desigualdades, inestabilidad, guerra, violencia...todo para conseguir, lo que la naturaleza nos ha ofrecido de manera generosa, agua, alimentos, oxígeno, materias primas,…, que no hemos sido capaces de poner en valor, ni siquiera en una sociedad capitalista, que pone precio a todo y a todas.
Debe ser que no ha interesado mucho saber el
precio de una ave, un reptil, una retama o un mamífero, es más, me atrevería a
decir, vistos estos datos, que la vida humana se valora en este sistema, por la capacidad de
producir y consumir que tenemos como individuos, y no por el simple hecho de ser una persona humana.
Necesitamos casi tres Españas para mantener nuestras
necesidades de consumo y si el resto de seres humanos vivieran con el mismo
modelo como el que vivimos hoy en España, necesitaríamos 2,1 planetas Tierra
para sostener este sistema.
Esto no
significa que a partir de mañana no tengamos alimentos, agua, energía o
materias primas disponibles, significa que, a partir de mañana dichos recursos
los estaremos tomando “prestados” de los recursos que necesitarán las futuras
generaciones de nuestra especie para sobrevivir.
Aparte del egoísmo implícito que supone esta situación a
nivel moral, el colapso civilizatorio que prepara este escenario, es contrario
a lo que cualquier especie tiene firmemente anclado en su carga genética: reproducirse
procurando los recursos necesarios a sus descendientes para poder perpetuar su
especie.
Estamos inmersos en una profunda crisis que es económica,
política, social y ambiental. En suma una crisis sistémica y civilizatoria que
amenaza nuestra supervivencia directamente y choca contra los
límites del planeta, debido a la quiebra del crecimiento infinito como
modelo a perpetuar.
El capitalismo se basa en un modelo de desarrollo no
sustentado en la capacidad de producción y reposición de riqueza de nuestro
territorio sino en el esquilmamiento de sus
recursos y en la economía especulativa de casino.
Nuestros
gobiernos renuncian a las políticas medioambientales, como si la naturaleza no
fuese el sustento de la economía y de la propia vida.
Renuncian a
hacer frente al cambio climático y la desertización, parando en seco la transición
hacia las energías renovables.
Gobiernos
que no han tomado lecciones de los errores del pasado y siguen profundizando la
agresión al paisaje y el territorio, continuando inversiones en grandes
infraestructuras para el automóvil, trenes de alta velocidad, manteniendo
vigentes los planes urbanísticos desarrollistas que multiplican el suelo ya
urbanizado, y poniendo en marcha la legalización y consolidación del fenómeno
de urbanización ilegal que ha dejado crecer sin control en las costas españolas.
Gobiernos
que no hacen nada para revitalizar los ríos que estamos dejando morir.
Gobiernos
que no hacen nada efectivo para detener la erosión y contaminación de nuestros
suelos fértiles y nuestros acuíferos; que no hace nada por disminuir la pérdida
de calidad de nuestro aire, la contaminación acústica, lumínica y electromagnética.
Gobiernos
que no frenan, sino todo lo contrario, la plantación en nuestros suelos de
alimentos modificados genéticamente, convirtiendo a España en un laboratorio de
las empresas multinacionales dedicadas a dicho negocio como Monsanto, Syngenta
o Bayer.
Gobiernos,
que como el andaluz, aplican moratorias en vez de prohibiciones, a la
extracción de gas por métodos de inyección de líquidos contaminantes en el
subsuelo,(Fracking), en vez de prohibirlos por y para siempre.
Así las cosas. La Tierra no entiende de
apuestas de casino ni de regateos de comerciantes avezados.
¿Actuamos? ¿O
esperamos al colapso?
Cuidemos el lugar dónde vivimos.
Cuidemos el lugar dónde vivimos.
COMO NO HAY PLANETA
ALTERNATIVO,DEBEMOS BUSCAR MODELOS ALTERNATIVOS, Y LA ECOLOGÍA POLÍTICA LO
PROPONE Y EQUO LO DEFIENDE EN LAS INSTITUCIONES Y EN LA CALLE
No hay comentarios:
Publicar un comentario