La huella ecológica es un indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta, relacionándola
con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos.
En el año 1961, la humanidad consumía tan solo 2
tercios de los recursos naturales disponibles en el Planeta.
En el año 2000 consumimos todos los recursos disponibles el día 1 de octubre.
En 2014 ya los hemos consumido HOY 19 de agosto.
En el año 2000 consumimos todos los recursos disponibles el día 1 de octubre.
En 2014 ya los hemos consumido HOY 19 de agosto.
Necesitamos ya casi tres Españas para mantener nuestras necesidades de consumo.
Aparte del egoísmo implícito
que supone esta situación a nivel moral, el colapso civilizatorio que prepara
este escenario, es contrario a lo que cualquier especie tiene firmemente anclado
en su carga genética: reproducirse procurando los recursos necesarios a sus
descendientes para poder perpetuar su especie.
Como ya plasmamos en
nuestra ponencia política, EQUO Andalucía hacíamos las siguientes reflexiones, sobre
el diagnóstico de la situación:
.- Estamos inmersos en una profunda crisis que es económica, política,
social y ambiental. En suma una crisis sistémica y civilizatoria.
- Amenaza nuestra supervivencia directamente y choca contra los límites del planeta, debido a
la quimera del crecimiento indefinido.
.-El capitalismo se basa en un modelo de desarrollo no sustentado en la capacidad de producción y reposición de riqueza de nuestro territorio sino en el esquilmamiento de sus
recursos y en la economía especulativa de casino.
.-Nuestros gobiernos renuncian a las políticas medioambientales,
como si la naturaleza fuera un lujo del que no nos podemos ocupar durante la
crisis, en lugar de ser el sustento de la economía y de la propia vida. Renuncian
a hacer frente al cambio climático y la desertización, parando en seco la transición hacia las
energías renovables, sector en el que contamos con recursos naturales y
tecnológicos en Andalucía.
.-Gobiernos que no han tomado lecciones de los errores del pasado y
siguen profundizando la agresión al paisaje y el territorio, continuando
inversiones en grandes infraestructuras metropolitanas para el automóvil,
manteniendo vigentes los planes urbanísticos desarrollistas que multiplican por
dos el suelo ya urbanizado en Andalucía, y poniendo en marcha la legalización y
consolidación del fenómeno de urbanización ilegal que ha dejado crecer sin
control en los 35 años de autogobierno.
.-Un Gobierno que reclama, con justicia, plenas competencias en el
Guadalquivir pero que no hace nada para revitalizar ni este ni otros ríos que
estamos dejando morir.
.-Un Gobierno que no hace nada efectivo para detener la erosión y
contaminación de nuestros suelos fértiles y nuestros acuíferos; que no hace
nada por disminuir la pérdida de calidad de nuestro aire, la contaminación
acústica, lumínica y electromagnética.
¿Qué podemos hacer desde Andalucía para luchar contra el cambio
climático?¿Qué podemos hacer para disminuir nuestra huella ecológica hasta
hacerla coincidir con la capacidad de producción y absorción de residuos de
nuestro territorio?
.- En tiempos de crisis la recuperación de vitalidad de nuestro
medio ambiente, la regeneración de la calidad ambiental de los polos químicos
de Huelva y Algeciras, de nuestros ríos y espacios naturales, no solo es una
inversión generadora de puestos de trabajo sino que es imprescindible para
sentar las bases de una economía en equilibrio con la naturaleza que es la única
que tiene futuro.
.-Andalucía tiene la
oportunidad de sentar la base de su economía en la agricultura y la ganadería
apoyando otra política agrícola, cuyo objetivo sea conseguir la soberanía
alimentaria y el desarrollo de una potente industria de transformación
agroalimentaria andaluza, de base cooperativa. Y para ello tenemos que apostar
por la transición a la producción ecológica, liberándonos de las ataduras que
impone la industria agroquímica con sus efectos secundarios de dependencia,
agotamiento de los suelos, contaminación de los acuíferos, pérdida de
biodiversidad y de sabor. Tenemos que acercar la producción al consumo, apostar
por la agricultura de proximidad, por la diversidad, por los circuitos cortos
de comercialización, por la asociación de productores y consumidores en
cooperativas. Y tenemos que apoyar la innovación en la industria de
transformación.
.-Tenemos que apostar de forma decidida por la soberanía energética
con renovables aprovechando nuestro sol, los vientos, las mareas y la capacidad
de producir biomasa para combustibles con los residuos agrícolas y forestales.
La viabilidad energética va a ser clave en la nueva economía; el cambio de su
base fósil por la renovable es fundamental, como lo es apostar por la producción
próxima al consumo, que conlleva un modelo de producción energética distribuido
por el territorio, gestionado por pequeñas y medianas asociaciones de productores
y consumidores.
Tenemos que apostar por la reducción del consumo de energía, para
lo cual es preciso combinar varias medidas.
En primer lugar es preciso impulsar la relocalización de la economía para acercar
producción y consumo y reducir el consumo descomunal de energía de la fábrica
global, a través de un plan de impulso a la industria andaluza, poniendo a
trabajar a nuestras universidades y centros de investigación con nuestros
productores para lograr la soberanía tecnológica con aporte de I+D+i andaluz.
En segundo lugar tenemos que reequilibrar nuestras ciudades metropolitanas y sus
barrios para crear proximidad, reducir la distancia necesaria de desplazamiento
y poder así cubrirla a pie, en bicicleta o transporte público de forma
eficiente. Tenemos que volver a nuestras raíces e impulsar la transición a unos
barrios y ciudades vivos. La alianza peatón-bici-transporte público nos
permitirá reducir en un 75% los desplazamientos en coche privado.
En tercer lugar tenemos que
emprender, como por otra parte nos pide la Unión Europea, un amplio programa de
rehabilitación energética de edificios para reducir en un 75% su actual consumo
de energía, mejorando el aislamiento de sus fachadas y carpinterías y logrando
el autoconsumo de energía con renovables. Este ambicioso programa de
rehabilitación ha de ser percibido como una inversión, puesto que nos permitirá
recuperar en ahorro lo gastado, y una oportunidad de reconvertir y generar
empleo en el sector de la construcción
En definitiva, para
reducir nuestra huella ecológica nos proponemos adoptar los principios del
decrecimiento en producción y consumo. Y ello nos lleva a unirnos al
movimiento de ciudades y pueblos en transición. Cada barrio, cada municipio,
cada comarca de Andalucía tiene la responsabilidad y la oportunidad de plantear
las bases de su economía y su ordenación urbanística y territorial sobre el
principio de autosuficiencia conectada. Ello nos llevará a poner en juego
nuestros recursos naturales en ciclos cerrados, recuperando y reciclando los
materiales, e intercambiando con otras comarcas y regiones aquello en lo que
son excedentarios y deficitarios. E implica la regulación de la reutilización
de envases, de la durabilidad de los productos (contra la obsolescencia
planificada), el reciclaje y la reparación (frente a usar y tirar). La
reducción del consumo de energía en transporte por medio de la relocalización
de la producción, la reordenación urbana hacia ciudades y barrios más
sostenibles siguiendo el modelo de ciudad mediterránea compleja y viva, y la
apuesta por el transporte eficiente nos traerá igualmente, junto a los
beneficios económicos, la reducción de la huella ecológica.
Y ello nos lleva a
plantear la necesidad de recuperar la vitalidad de nuestros ríos y espacios
naturales, a recuperar la calidad de nuestro aire y nuestra agua y a regenerar
los paisajes dañados por el impacto de la industrialización y el desorden
urbanístico.
De todo ello hablaremos
en la Conferencia Política MUNICIPIOS EN TRANSICIÓN el próximo 27 y 28 de
septiembre 2014 en Puerto Real
Te esperamos.
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