Así empezaba el manifiesto de la fundación de EQUO, emitido el 4 de junio de 2011, ese documento que nos (me) enamoró, y me (nos) impulsó a dar el salto activo en la política:
"Vivimos una profunda crisis económica y ecológica, social y política, en el mundo y en España. Es
una crisis sistémica y una crisis de valores, que exige iniciar la transición hacia un sistema basado
en la sostenibilidad ambiental, la equidad social y la participación política activa".
Sin duda el reencuentro de gran parte de la familia verde en España, era y es, un asunto que transciende la política, va más allá de querer ocupar un espacio huérfano de votantes (tan de moda hoy día), observa y resuelve que "desde los planteamientos de la ecología política, la equidad social, la defensa de los
derechos humanos y la regeneración democrática y ética", debemos construir otro modelo de sociedad, que se ajuste a los límites físicos del planeta, estado, región o comarca, en todas sus facetas y quehaceres diarios.
El amparo obtenido un par de años después por los verdes Europeos, designando oficialmente a EQUO como miembro del PVE (Partido Verde Europeo) en España, daría o así debería ser, un reconocimiento a esta cooperativa política con ese membrete global, como elemento superador de aquellos verdes locales o regionales que en su día firmaron el manifiesto 4J.
Nacido al albur de las movilizaciones de aquel radiante y cálido mayo del 2011, en plena efervescencia del No hay pan para tanto chorizo, o el mantra No nos representan, parecería obvio que el discurso narrativo y propositivo verde, basado en los tres pilares ideológicos que proyectan un cambio radical (porque van directos a solucionar la raíz de los problemas), como son el pacifismo, feminismo y ecologismo, tendrían o así deberían haber tenido, un efecto multiplicador en la esperanza de aquellas miles de almas que poblaban las calles y plazas por toda España.
Porque si algo enamora del manifiesto 4J es la sencillez narrativa y la posibilidad real de cambio, en un momento inigualable para ello, convirtiendo a la justicia social (para las personas del presente) y ambiental (para las personas, animales y naturaleza futuras) en postulados sobre los que construir esa sociedad nueva, "frente a las políticas de los partidos tradicionales, EQUO propone
recuperar la política como un instrumento de transformación y gestión pública y colectiva que dé
respuesta a las pequeñas necesidades y grandes aspiraciones de las personas y la sociedad para
hacer posible la felicidad cotidiana dentro de los límites ecológicos del Planeta."
Felicidad, ser feliz, y además, cotidianamente, es un paradigma que rompe (o debería) con muchas de las premisas que se nos inculcan desde niñxs, en un sistema basado en consumir ferozmente, contaminando y esquilmando los recursos, haciendo infelices a otrxs, tanto en el presente como en el futuro.
Ahí hemos (he) tenido la primera dificultad para que el discurso del manifiesto haga caer las fichas de manera fluida y sencilla, porque ni es fluido ni sencillo explicar e inculcar en otros valores, en otras actitudes, que nadan contracorriente al constante fluir de la engrasada, a base de millones de euros diarios, sociedad del consumo.
Esta era denominada por algunos científicos como Antropoceno, en dudoso honor al ser humano tecnológico, capaz de generar cambios a escala planetaria, dejando atrás la era del Holoceno, da signos evidentes de colapso, y ello por sí mismo no sería sino un acicate para que los postulados verdes tuvieran no sólo presencia en las instituciones, sino de estar cerca de gobiernos locales, autonómicos, estatales e incluso europeos.
8 años después, las calles y plazas resurgen en griteríos, esta vez de la juventud que clama y reclama acción contra el cambio climático, una de las cuatro enormes crisis que nos acechan, junto a la energética, ecológica y ambiental, y que bajo el imprevisible liderazgo de una adolescente sueca, Greta Thumberg, nos debería dar alas propias, para desde el movimiento verde, rememorando el manifiesto del 4J, refundar EQUO, para junto al resto de la familia verde Europea, que empieza a conseguir relevancia política en muchos países, asumir el reto y a la vez el compromiso, que adquirimos todas las que nos enrolamos en esta nave hace ya 8 años, apostar firmemente por la transformación ecológica, social, ética y
democrática de la sociedad, porque algo hemos tenido siempre claro, es "tiempo de acción y no sólo de palabras".
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martes, 4 de junio de 2019
lunes, 3 de diciembre de 2018
¿Existen salmones verdes en Andalucía?
Tras 24 h del cierre de las urnas andaluzas, y con el tiempo
suficiente para reflexionar sobre los resultados, en primer lugar agradecer a
las 15.009 personas que depositaron su confianza y apoyo al futuro verde que
representa la papeleta EQUO Verdes Iniciativa Andalucía.
Por supuesto inmenso el honor de obtener el respaldo de 2.055
gaditanas y gaditanos que apostaron por la lista que tuve el placer de
encabezar.
Así mismo orgullosa de los 69 avales en forma de voto en mi
ciudad de residencia, Rota, villa que siento y aprecio como uno más de los
nacidos aquí, en el paraíso.
Sin duda una enorme preocupación recorre mis dedos tecleando
este texto, pues repetir la historia es algo que se nos da profundamente bien
al ser humano.
El mundo gris y negro que se esconde tras las pinceladas
programáticas de la ultraderecha, y las ya conocidas decisiones en recortes
económicos, mermando derechos, calidad en servicios públicos, aumento de empleo
precario y nula defensa de la naturaleza en nuestro territorio que tanto PP
como
C´s han aplicado cuando han legislado en los parlamentos, me auguran unas
navidades angustiado por la conformación del futuro gobierno andaluz.
El discurso del miedo y del odio es una receta de fácil aprendizaje,
cuando la levadura de la miseria hace crecer el pastel de la incompetencia
social demócrata, tras 40 años de gobierno del PSOE en Andalucía. Su enormes
redes clientelares y sus bochornosos casos de corrupción, esta vez no han sido
contrarrestadas por la red de seguridad de sus fieles y hasta cierto punto bondadosas
bases.
Pero esa miseria también consigue emerger en populismos de
izquierdas, aquellos que desde el crecimiento de la tarta, prometen igualar el
reparto de trozos entre todas las clases económicas y sociales.
Ambas propuestas nadan muy bien a favor de la corriente de
la escasez y desigualdad, y replican relatos que muy bien pudieran escucharse
hace 85 años, pero igualmente cometen el error histórico de no adaptar su discurso
a los tiempos.
Veamos pues qué proponen los salmones, únicos en adentrarse corriente arriba, desafiantes ante la magnitud del esfuerzo.
Frente al miedo y odio de los unos, y la
descorazonadora inviabilidad de crecimiento infinito para resolver la ecuación
de los otros, el problema no se resuelve desde la confrontación, sino que debemos
explicar lo que está ocurriendo a todo el pasaje de este Titanic en el que
viajamos, para poder tomar la decisión correcta, que no es otra que cambiar de
rumbo la nave, antes que a toda máquina, se encuentre con el conocido obstáculo de hielo, en forma de crisis ambiental, ecológica y climática.
Poner la música más alta para distraer no sirve (PP-PSOE-C´s),
echar por la borda a los supuestos culpables (pasajeros) del rumbo que lleva la nave
tampoco (Vox), ni siquiera prepararnos y esforzarnos en salvar personas resuelve (IU, Podemos), porque no
hay botes salvavidas para todas.
Está demostrado que a España llega todo un poco más tarde
que a Europa, pero allí ya han resuelto la ecuación, las propuestas verdes de la
ecología, son las triunfadoras en los últimos procesos electorales, dique de
contención de la ultraderecha a la que los liberales, conservadores, social demócratas
no han sabido hacer frente, y como solución real al cambio de rumbo urgente y
necesario.
Decrecer en consumo y mentiras a la población y crecer en
cuidados y explicar la verdad, recetas del éxito de quienes nos afanamos en
realizar pedagogía en la política.
Desde EQUO Verdes seguiremos trabajando a favor de la
justicia social y ambiental, explicando pedagógicamente la verdad de lo que
acontece y ocurrirá en el futuro, única fórmula de tomar una decisión y
camino correcto.
Por eso la transversalidad de la ecología política, frente al caduco sesgo derecha-izquierda, es la única
opción posible para evitar el colapso en forma de luchas por los recursos
esenciales, alimento, agua y energía, que hoy día ya existen alrededor nuestro.
Un futuro verde e igualitario frente al miedo, odio y
violencia que se avecinan.
Eso queremos los "salmones verdes" de Andalucía.
PD: Todo mi cariño y afecto a tantas compañeras que día a día, remontan los ríos de Andalucía
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