(Publicado en La Voz del Sur el 14 de mayo de 2020)
Esta es la verdadera historia de cómo se produce el cambio
de lugar de un enjambre de abejas, tal y como los estudios científicos han
demostrado, y así se relata en la serie Cosmos, de donde está basado este
artículo.
Las abejas pueden hacer precisos cálculos matemáticos para
encontrar la flor que le alimente mejor, y han creado un lenguaje para
comunicarse basado en movimientos precisos y certeros, que utilizan para
informar a las demás exactamente dónde se encuentra el alimento, utilizando al
Sol como brújula.
Y ese mismo lenguaje lo utilizan en sus debates políticos
para la toma de decisiones por consenso.
En momentos en los que nuestras democracias pasan por un
delicado momento y se sostienen por una fina cuerda, echar un vistazo al trabajo
en una colmena no es baladí.
La colmena no establece jerarquías, la reina no es una
monarca absolutista, su papel es meramente reproductivo y cualquier abeja
hembra, y la mayoría los son, puede ascender al trono con la comida adecuada.
Cuando la temperatura aumenta y los árboles empiezan a
florecer, transfiere su cetro a una nueva generación de reinas, cosa que ocurre
al final de la primavera o principios de verano, cuando la mitad de las abejas
de la colmena están más inquietas y sienten que deben abandonar la colmena
madre y crear otra nueva.
Pero se necesita valor para irse de casa y lanzarse a lo
desconocido, por tanto la búsqueda del nuevo hogar se torna en un ejercicio
arriesgado, y para ello las abejas tienen un protocolo.
Las exploradoras inician las misiones de reconocimiento
analizando los árboles del bosque en un radio de 5 km para establecer el mejor
lugar para su nuevo hogar, asegurarse que dispone de las dimensiones exactas de
altura, anchura y profundidad, es fundamental para que en el siguiente invierno
no muera la colmena completa.
Cuando vuelven todas las exploradoras, las abejas celebran
su asamblea anual, cada exploradora presenta sus argumentos a favor del mejor
sitio que ha descubierto, usando su lenguaje del movimiento para promocionar el
hogar que ha elegido entre las demás.
Cientos de exploradoras promocionan su lugar preferido, por
lo que al principio hay división de opiniones ya que cada participante atrae a
su propio grupo de seguidoras.
En nuestras conferencias políticas las personas suelen
mentir, nos presionan apelando a nuestros miedos, a nuestros enemigos y la
búsqueda constante de culpables, pero las abejas no se pueden arriesgar a eso,
ellas al igual que nosotros, saben que el futuro depende de ver la realidad tal
como es, pero por alguna razón a los humanos se nos manipula y engaña
fácilmente, las abejas sin embargo tienen que ajustarse a los hechos, deben ser
precisas, sin alabanzas en exceso, actúan como si comprendieran que la verdad
importa, que no se puede engañar a la naturaleza, algo que no se estila en
nuestras decisiones políticas como especie.
Se ha descubierto recientemente que cada abeja exploradora
tiene un hogar ideal en mente, como nos pasa a los humanos, por eso las demás exploradoras
del enjambre no se fían a pies juntillas y van a ver el lugar para realizar un
estudio independiente, el escepticismo en este caso es un mecanismo de supervivencia.
El resto de exploradoras, si el nuevo hogar propuesto es
óptimo, se añaden a la que dio las coordenadas precisas, y vuelven al enjambre
para indicar con sus movimientos que es idóneo. Así las exploradoras son las primeras
que llegan a un consenso, realizando todas al unísono el mismo baile,
intentando con ello convencer al resto del enjambre.
Sin engaños ni violencia, sin acuerdos fraudulentos,
teniendo la supervivencia como objetivo primario, diciendo siempre la verdad,
todas las exploradoras realizan la misma danza, y en ese momento el enjambre
completo se traslada de un solo viaje al nuevo hogar.
Quizás debamos replantearnos, si somos la especie dominante
en este planeta, cual debe ser nuestro modelo de sociedad, nuestros valores
fundamentales y cómo gestionar nuestra relación con el resto de especies y
naturaleza, para conseguir que al menos, seamos una de sus especies en el
futuro.
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