INDIGNADO ACTIVISTA, REBELDE SOLAR Y RADICALMENTE DEMOCRÁTICO

lunes, 8 de agosto de 2016

8 de agosto 2016: La humanidad ha gastado todos los recursos naturales que la Tierra puede reponer en un año

Me cuesta repetir posts en mi blog, pero hoy me toca realizar dicho ejercicio, al conocer la noticia que refleja el titular.



La huella ecológica es un indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta, relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos.

En el año de mi nacimiento 1966, la humanidad consumía alrededor de sólo 2 tercios de los recursos naturales disponibles en todo el Planeta. 

El año 1986 fue el último año de equilibrio entre lo que consumimos y dicha regeneración propia.

En 1995 el 21 de noviembre fue la fecha en la que terminamos con todos los recursos.

En el año 2000 consumimos los recursos disponibles el día 1 de octubre.

En 2014 ya los consumimos el 19 de agosto. 

El año pasado la fecha se adelantó al 13 de agosto 2015

Y este año 2016, hoy 8 de agosto, la humanidad, sobre todo las personas que vivimos en las zonas más ricas del Planeta, hemos gastado todos los recursos naturales que la Tierra puede reponer en un año. 

De aquí a final de año, viviremos a expensas de las generaciones futuras, endeudándolas sin derecho alguno.



Si seguimos esta progresión, en 2030 nos quedaremos sin recursos sobre finales de junio, y nos acercaremos un poco más al colapso ecológico, más injusticias, conflictos, desigualdades, inestabilidad, guerra, violencia...todo para conseguir, lo que la naturaleza nos ha ofrecido de manera generosa, agua, alimentos, oxígeno, materias primas,…, que no hemos sido capaces de poner en valor, ni siquiera en una sociedad capitalista, que pone precio a todo y a todas.

Debe ser que no ha interesado mucho saber el precio de una ave, un reptil, una retama o un mamífero, es más, me atrevería a decir, vistos estos datos, que la vida humana se valora en este sistema, por la capacidad de producir y consumir que tenemos como individuos, y no por el simple hecho de ser una persona humana.

Necesitamos casi tres Españas para mantener nuestras necesidades de consumo y si el resto de seres humanos vivieran con el mismo modelo como el que vivimos hoy en España, necesitaríamos 2,1 planetas Tierra para sostener este sistema.




Esto no significa que a partir de mañana no tengamos alimentos, agua, energía o materias primas disponibles, significa que, a partir de mañana dichos recursos los estaremos tomando “prestados” de los recursos que necesitarán las futuras generaciones de nuestra especie para sobrevivir.

Aparte del egoísmo implícito que supone esta situación a nivel moral, el colapso civilizatorio que prepara este escenario, es contrario a lo que cualquier especie tiene firmemente anclado en su carga genética: reproducirse procurando los recursos necesarios a sus descendientes para poder perpetuar su especie.

Estamos inmersos en una profunda crisis que es económica, política, social y ambiental. En suma una crisis sistémica y civilizatoria que amenaza  nuestra supervivencia directamente y  choca contra los límites del planeta, debido a  la quiebra del crecimiento infinito como modelo a perpetuar.


Nuestros gobiernos renuncian a las políticas medioambientales, como si la naturaleza no fuese el sustento de la economía y de la propia vida.

Renuncian a hacer frente al cambio climático y la desertización,  parando en seco la transición hacia las energías renovables.

Gobiernos que no han tomado lecciones de los errores del pasado y siguen profundizando la agresión al paisaje y el territorio, continuando inversiones en grandes infraestructuras para el automóvil, trenes de alta velocidad, manteniendo vigentes los planes urbanísticos desarrollistas que multiplican el suelo ya urbanizado, y poniendo en marcha la legalización y consolidación del fenómeno de urbanización ilegal que ha dejado crecer sin control en las costas españolas.

Gobiernos que no hacen nada para revitalizar los ríos que estamos dejando morir.

Gobiernos que no hacen nada efectivo para detener la erosión y contaminación de nues­tros suelos fértiles y nuestros acuíferos; que no hace nada por disminuir la pérdida de calidad de nuestro aire, la contaminación acústica, lumínica y electromagnética. 

Gobiernos que no frenan, sino todo lo contrario, la plantación en nuestros suelos de alimentos modificados genéticamente, convirtiendo a España en un laboratorio de las empresas multinacionales dedicadas a dicho negocio como Monsanto, Syngenta o Bayer.

Gobiernos, que como el andaluz, aplican moratorias en vez de prohibiciones, a la extracción de gas por métodos de inyección de líquidos contaminantes en el subsuelo,(Fracking), en vez de prohibirlos por y para siempre.

Así las cosas. La Tierra no entiende de apuestas de casino ni de regateos de comerciantes avezados.

                                         
                            ¿Actuamos? ¿O esperamos al colapso? 
                               Cuidemos el lugar dónde vivimos.
     
COMO NO HAY PLANETA ALTERNATIVO,DEBEMOS BUSCAR MODELOS ALTERNATIVOS, Y LA ECOLOGÍA POLÍTICA LO PROPONE Y EQUO LO DEFIENDE EN LAS INSTITUCIONES Y EN LA CALLE