Anoche me atragantaba cenando con la noticia de la pensión de Alierta, presidente de Movistar, por un montante de 37,3 millones de euros más otros 14,5 millones, provenientes de sendos planes de jubilación.
Si una persona, cuyo sueldo ascendió en 2015 a 8,69 millones de euros, y que además tiene en su poder acciones de la compañía, por valor de otros 52 millones, puede percibir estos exagerados emolumentos "pensionales", es que la palabra igualdad, y la frase redistribución de la riqueza, han desaparecido de nuestra sociedad, mutadas por otra frase más acorde con los tiempos modernos, "genera beneficios sin límite de manera individual, con poca carga fiscal de los mismos".
Esa, y no otra, es la realidad de un mundo capitalista depredador de recursos, energía, materias primas y personas.
Esto me lleva, desde la profunda convicción personal, a que es urgente abrir los debates sobre Renta Básica Universal y Renta Máxima.
Dos caras de la misma moneda, en búsqueda de la igualdad, y la construcción conjunta de un modelo de sociedad, basado en la colaboración y cooperación.
Si una persona, cuyo sueldo ascendió en 2015 a 8,69 millones de euros, y que además tiene en su poder acciones de la compañía, por valor de otros 52 millones, puede percibir estos exagerados emolumentos "pensionales", es que la palabra igualdad, y la frase redistribución de la riqueza, han desaparecido de nuestra sociedad, mutadas por otra frase más acorde con los tiempos modernos, "genera beneficios sin límite de manera individual, con poca carga fiscal de los mismos".
Esa, y no otra, es la realidad de un mundo capitalista depredador de recursos, energía, materias primas y personas.
Esto me lleva, desde la profunda convicción personal, a que es urgente abrir los debates sobre Renta Básica Universal y Renta Máxima.
Dos caras de la misma moneda, en búsqueda de la igualdad, y la construcción conjunta de un modelo de sociedad, basado en la colaboración y cooperación.
En un país dónde el Salario Mínimo Interprofesional, se encuentra baremado en 9172,80 € para este 2016, es inadmisible que una sola persona cobre ¡¡947 veces dicho salario mínimo!!
Con un reparto justo, a través de un modelo fiscal realmente progresivo, en el que a partir de un modelo de salarios + beneficios del capital mobiliario e inmobiliario, se consiguiese una relación, de 1 a 20, entre la persona que menos cobre (SMI) y la que más, tendríamos capital suficiente para establecer dicha Renta Básica Universal, a través de una fiscalidad del 100% sobre ingresos que excedan esas 20 veces dicho SMI.
Con un Salario Mínimo Interprofesional de 9.172,80 €/año la renta máxima sería de 183.576 €/año.
Imaginando que legislemos de manera urgente la Ley de Renta Básica y Máxima, el exceso de ingresos de sólo una persona, entre ese límite y los 8,69 millones de euros que ingresó el año pasado, es de 8,506.424 millones de €.
Con esa cantidad se podrían financiar casi 1700 Rentas Básicas de 426 euros mensuales, si establecemos la actual percepción por subsidio existente. ¡¡Hay dinero de sobra para financiar la Renta Básica!!
Hay cientos de casos similares entre los Consejos de Administración de grandes corporaciones que hace que no os quiera aburrir con casos puntuales, pero a mi memoria viene el escandaloso reparto de dividendos de Sevillana-ENDESA, que dejo aquí como recuerdo de una de las mayores estafas sufridas por la ciudadanía, a la vez que acentúa el círculo vicioso de privatización de beneficios y socialización de las pérdidas, junto al vergonzoso capítulo de Pobreza Energética.
Dicotomía social entre muy ricos y el resto de la población ,cada vez más vulnerable.
Y si anoche me atragantaba la cena, hoy ha sido el desayuno. Definitivamente tengo que alimentarme alejado de las redes sociales...
Resulta que los dineros de la Política Agraria Común Europea (PAC), llegan en su mayor parte a mi tierra de adopción, la provincia de Cádiz.
Paradigmático resulta, que todos esos dineros, no mejoran los altísimos niveles de paro de la zona gaditana, cercanos a tasas de estados fallidos o zonas de conflicto armado, sino que engordan aquellos bolsillos ya atiborrados de papel moneda. Aquí la noticia.
En teoría ese dinero de fondos europeos (de nuestros bolsillos impositivos), debe mejorar las condiciones de seguridad económica de los agricultores, para ejercer su profesión y amor por cultivar las tierras que nos alimentan, sin depender de los riesgos climáticos, cada vez más severos y repetidos en el marco temporal anual (esto da para otro artículo), que destruyan sus cosechas arruinando a las familias.
Pero esto no es cierto, no sólo por los repartos del dinero de manera asimétrica, sino porque de los 900.000 perceptores de ayudas en todo el estado, sólo unos 300.000 están dados de alta en el IAE agrícola.
¿Qué significa esto? Que 600.000 receptores de ayudas agrícolas europeas, ni siquiera tienen actividad que proporcione alimentos a la población española, porque el dinero se reparte por diferentes baremos, entre los que no se encuentra el más elemental, ayudar a producir cosechas.
Ello incide en el abandono de tierras cultivadas, que pasan a barbecho continuo, acelerando aún más los procesos que producen despoblación en el área rural, y migraciones a las ciudades. Con ello se empeoran y disminuyen los servicios prestados a las comunidades rurales. Las escuelas se cierran, los centros de salud también, los transportes públicos disminuyen en calidad y tiempo de desplazamientos, y se generan pérdidas de empleo en cadena, en dichas áreas rurales.
¿Y quién gestiona las tierras abandonadas? ¿Los ayuntamientos, comunidades, el estado, Europa?
Esas tierras aumentan el peligro de incendios, de plagas, de contaminación de suelos y capas freáticas al servir de vertederos ilegales, se deteriora por tanto la biodiversidad, aumenta la erosión y empobrecimiento del suelo, y en definitiva, el aprovechamiento de las mismas para el fin al que se han dedicado durante siglos, algo tan esencial como indispensable: ALIMENTARNOS
El objetivo en la vida no es vencer siempre, es no darse por vencido nunca.
Seguiremos en el empeño de cambiar este modelo, social y medio ambientalmente, abocado al colapso.
Con un Salario Mínimo Interprofesional de 9.172,80 €/año la renta máxima sería de 183.576 €/año.
Imaginando que legislemos de manera urgente la Ley de Renta Básica y Máxima, el exceso de ingresos de sólo una persona, entre ese límite y los 8,69 millones de euros que ingresó el año pasado, es de 8,506.424 millones de €.
Con esa cantidad se podrían financiar casi 1700 Rentas Básicas de 426 euros mensuales, si establecemos la actual percepción por subsidio existente. ¡¡Hay dinero de sobra para financiar la Renta Básica!!
Hay cientos de casos similares entre los Consejos de Administración de grandes corporaciones que hace que no os quiera aburrir con casos puntuales, pero a mi memoria viene el escandaloso reparto de dividendos de Sevillana-ENDESA, que dejo aquí como recuerdo de una de las mayores estafas sufridas por la ciudadanía, a la vez que acentúa el círculo vicioso de privatización de beneficios y socialización de las pérdidas, junto al vergonzoso capítulo de Pobreza Energética.
Dicotomía social entre muy ricos y el resto de la población ,cada vez más vulnerable.
Y si anoche me atragantaba la cena, hoy ha sido el desayuno. Definitivamente tengo que alimentarme alejado de las redes sociales...
Resulta que los dineros de la Política Agraria Común Europea (PAC), llegan en su mayor parte a mi tierra de adopción, la provincia de Cádiz.
Paradigmático resulta, que todos esos dineros, no mejoran los altísimos niveles de paro de la zona gaditana, cercanos a tasas de estados fallidos o zonas de conflicto armado, sino que engordan aquellos bolsillos ya atiborrados de papel moneda. Aquí la noticia.
En teoría ese dinero de fondos europeos (de nuestros bolsillos impositivos), debe mejorar las condiciones de seguridad económica de los agricultores, para ejercer su profesión y amor por cultivar las tierras que nos alimentan, sin depender de los riesgos climáticos, cada vez más severos y repetidos en el marco temporal anual (esto da para otro artículo), que destruyan sus cosechas arruinando a las familias.
Pero esto no es cierto, no sólo por los repartos del dinero de manera asimétrica, sino porque de los 900.000 perceptores de ayudas en todo el estado, sólo unos 300.000 están dados de alta en el IAE agrícola.
¿Qué significa esto? Que 600.000 receptores de ayudas agrícolas europeas, ni siquiera tienen actividad que proporcione alimentos a la población española, porque el dinero se reparte por diferentes baremos, entre los que no se encuentra el más elemental, ayudar a producir cosechas.
Ello incide en el abandono de tierras cultivadas, que pasan a barbecho continuo, acelerando aún más los procesos que producen despoblación en el área rural, y migraciones a las ciudades. Con ello se empeoran y disminuyen los servicios prestados a las comunidades rurales. Las escuelas se cierran, los centros de salud también, los transportes públicos disminuyen en calidad y tiempo de desplazamientos, y se generan pérdidas de empleo en cadena, en dichas áreas rurales.
¿Y quién gestiona las tierras abandonadas? ¿Los ayuntamientos, comunidades, el estado, Europa?
Esas tierras aumentan el peligro de incendios, de plagas, de contaminación de suelos y capas freáticas al servir de vertederos ilegales, se deteriora por tanto la biodiversidad, aumenta la erosión y empobrecimiento del suelo, y en definitiva, el aprovechamiento de las mismas para el fin al que se han dedicado durante siglos, algo tan esencial como indispensable: ALIMENTARNOS
El objetivo en la vida no es vencer siempre, es no darse por vencido nunca.
Seguiremos en el empeño de cambiar este modelo, social y medio ambientalmente, abocado al colapso.
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