(Artículo publicado en La Voz del Sur el 18 de junio de 2020)
En los últimos años la aceleración de los niveles de concentración de Co2 en la atmósfera aumenta, y en mayo 2020 se alcanzó el máximo histórico al llegar a las 417 partículas por millón. En 1958 era de 315, en 1990 se alcanzaron las 350, umbral considerado por la comunidad científica como el punto de inflexión en el que se rompe la estabilidad climática actual.
¿Esto qué significa? ¿Por qué ocurre? ¿Es mucho o poco 417? ¿Qué se puede
hacer?
Trataremos de dar repuesta a estas preguntas.
Desde el Plioceno no se alcanzaban estas cifras, era que tuvo lugar hace, entre 3 y 5 millones de años, sin presencia del homo sapiens en la misma. En el Plioceno los niveles medios del mar se encontraban 25 metros por encima del actual debido a la descongelación de los polos, las temperaturas medias estaban 4 grados por encima de las actuales, existían estaciones, dándose en verano una práctica fusión total del hielo polar, y en invierno una extensión del hielo similar a la del verano actual, y tuvo lugar la desaparición de bosques y sabanas debido al clima árido y seco por todo el planeta.
Hace millones de años,
fenómenos naturales dieron lugar a la subida de la concentración de Co2 en la
atmósfera, hoy día el fenómeno se llama Homo sapiens. El ser humano ha
conseguido en apenas unas décadas lo que la Tierra hizo en miles de años, la
quema de combustibles fósiles unida a la pérdida de la cubierta vegetal hace
que la Tierra y sus seres vivos no sean capaces de absorber y retener todo el
CO2 que emitimos.
El ser humano ha sido capaz de enviar sondas, y estudiar todos los planetas del sistema solar y muchas de sus lunas, pero nuestro próximo destino va camino de encontrar otro planeta mucho antes de lo que pensamos, la Tierra del Plioceno.
La única posibilidad de que no continúe aumentando el nivel de Co2 en la atmósfera y por tanto acercarnos al punto de no retorno del cambio climático, pasa por reducir de forma drástica las emisiones de gases de efecto invernadero que las actividades humanas emiten, para lo cual, las prioridades de esta gran transición ecológica y justa, se plantean desde Verdes EQUO a través de estos hitos fundamentales, en un Plan de Reconstrucción Verde:
•Un Plan de Choque por la Movilidad Sostenible, con un fondo estatal extraordinario para el transporte público, el uso masivo de la bicicleta y la movilidad peatonal, cuyo objetivo es abandonar la venta de coches con motor de combustión en una década.
•Una transición agroecológica del campo, con una producción y consumo relocalizado y resiliente, que ponga en el centro a los y las agricultoras, la naturaleza y la soberanía alimentaria.
•La aprobación de una Ley Estatal de Emergencia Climática que alinee la reducción de gases de efecto invernadero en base a la ciencia y el Acuerdo de París: al menos 55% de reducción para 2030 y neutralidad climática para 2040.
• Cambio de modelo de turismo, desde el actual basado en el low cost y la cantidad, hacia otro basado en la calidad y la sostenibilidad.
• Un plan de reindustrialización verde y la rehabilitación masiva de edificios y viviendas que las haga más eficientes energéticamente.
• Recuperación de la Inversión y el gasto publico en sanidad y educación
previos a la crisis de 2008 y aprobación de una Ley integral para un estado
de los cuidados, con especial atención al envejecimiento poblacional, la
dependencia y las familias.
Este nuevo rumbo podría generar más de 400.000 empleos netos/año de media, cubriendo la pérdida de puestos de trabajo en los sectores insostenibles y en paralelo proponemos una Renta Básica de Emergencia para todas las personas residentes, con base individual y de una cuantía de un 1% superior al umbral de pobreza, que a medio plazo se transforme en Renta Básica Universal. Además, proponemos reducir la jornada laboral sin pérdida de salario a 32 horas semanales o semana laboral de 4 días.
Para financiar este reto, necesitamos un plan de inversión que movilice a nivel europeo hasta 5 billones de euros en los próximos 12 años. Para ello, es necesaria una financiación europea con una combinación de eurobonos (por valor de al menos 1 billón de euros) y nuevos ingresos de la UE provenientes de nuevos impuestos ambientales , contribuciones de las multinacionales particularmente del sector digital y del financiero (como el Impuesto a las Transacciones Financieras) y la creación de una tasa COVID19, de carácter puntual, a las empresas que hayan mejorado sus beneficios durante la crisis y a las personas con rentas superiores a los 80.000 euros, así como una moratoria en las grandes infraestructuras y la eliminación de los subsidios a las energías fósiles.
Querido lector, si has
llegado hasta aquí, varias de las preguntas te habrán quedado resueltas, pero
falta una respuesta, ¿Es mucho o poco 417?
Si has leído atentamente, las condiciones del planeta con similares condiciones eran muy diferentes hace millones de años, por tanto te preguntarás: ¿por qué aún no se ha llegado a ese punto? ¿Cuándo ocurrirá?, preguntas que responderé con este relato:
Érase una vez un
hormiguero, las hormigas trabajaban sin descanso en turnos agotadores para
aumentar el tamaño del hormiguero. Salían de su habitación para llegar
caminando al lugar donde dejaron el trabajo el día anterior, abrían nuevos
canales en el subsuelo, generaban nuevas habitaciones para las siguientes
generaciones, todo a mano, todos los días, sin descanso, y luego caminaban a su
habitación para descansar lo justo y reponer fuerzas para hacer lo mismo el día
siguiente.
En una de las generaciones
siguientes nació una hormiga muy sabia, construyó una máquina que permitía
desplazarse por los carriles del hormiguero a las hormigas a toda velocidad.
Así llegaban antes y sin esfuerzo al lugar de construcción de nuevas galerías,
con lo que su productividad aumentaba a la vez que disminuía su horario
laboral, podían volver a su habitación del hormiguero rápidamente al terminar
sus labores. Esto les proporcionaba tiempo libre, y el hormiguero duplico,
triplico, cuadriplicó enseguida su población. Pero esto no suponía ningún
problema, gracias a la máquina se desplazaban a toda velocidad pudiendo
aumentar exponencialmente el tamaño del hormiguero para acoger a las nuevas
generaciones de hormigas que se multiplicaban.
La máquina era
maravillosa, sólo tenía una pega, emitía gotitas de agua que se iban pegando en
los techos de barro de las galerías mientras se desplazaba por el hormiguero,
pero eso a nadie le importaba viendo los beneficios que aportaba en la calidad
de vida de las hormigas, nunca habían sido tan felices antes.
Pasaron varias
generaciones, el hormiguero era ya enorme, y nació otra hormiga sabia,
matemática. Se dispuso a calcular cuantas gotitas de agua por centímetro de
techo de barro, era capaz de aguantar la galería sin derrumbarse, y descubrió
el número, 427, también calculó la media de gotitas que ya estaban adheridas a
la estructura, tras años de uso de las máquinas, ¡¡417!!
Salió corriendo para
avisar de sus estudios a la hormiga reina, a sus compañeras de trabajo, incluso
reunió a todo el hormiguero una tarde de descanso para contarles sus hallazgos,
la única respuesta que encontró fue “llevamos toda la vida desplazándonos con
estas máquinas, y nunca ha pasado nada”.
Nadie escuchó, no le
hicieron caso, algunos incluso se mofaban de él, pobre loco decían, hasta que
pocos años después, al llegar a las 427 gotitas por centímetro en el techo,
todo el hormiguero se derrumbó, colapsó, y reinó el silencio…
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