El primer fin de
semana de noviembre de los años pares, celebramos la Asamblea Federal de EQUO, la cooperativa política a la que dedico
gran parte de mis esfuerzos diarios.
Como principio
fundamental, elegimos a las personas que ejecutarán el mandato que entre todas se da a la comisión ejecutiva, y a la vez nos dotamos con los contenidos políticos
que vamos a desarrollar, la estrategia y organización del colectivo y las
reglas internas para llevar ambas cuestiones a cabo.
En primer lugar tengo que dar las GRACIAS a las
personas que han depositado su confianza en mí, para trabajar nuevamente desde
la Comisión Ejecutiva Federal estos próximos dos años.
Es a la vez
motivo de enorme alegría y satisfacción personal, como enorme es la
responsabilidad.
Espero realizar
la tarea desde la honestidad y generosidad en el esfuerzo, para el desarrollo
de la ecología política en este país, tan necesitado de ella. Sabed perdonar los fallos que seguro cometeré.
El mundo es de los
valientes, a los que nadie les dijo que algo era imposible, y lo acabaron
consiguiendo.
Somos
muchas las personas que luchamos y nos esforzamos cada día desde EQUO para
conseguir una sociedad más verde, justa y sostenible.
Y
sabemos que la transformación necesaria y urgente, para abordar los problemas
globales a los que nos enfrentamos, pasa por la ineludible unión desde la
diversidad.
Colectivos
sociales, políticos, sindicales, debemos aunar esfuerzos, crear sinergias y
multiplicar la ilusión que mucha gente está esperando.
La
diferenciación de las propuestas que desde la ecología política EQUO ya está implementando
en todas las instituciones, debido a nuestra presencia en Europa, Congreso,
Asambleas Autonómicas y arcos plenarios locales, sirve de altavoz para
fortalecer nuestro discurso, y con los más de cien cargos electos, debe servir
para aumentar la familia verde con todas esas personas que a diario reclaman
una mayor y mejor defensa de los derechos sociales y medio ambientales.
No
estamos solas, muchos colectivos nos escuchan, y siguen sorprendiéndose de la
claridad de ideas y proyectos, que de manera transversal, proponemos como
soluciones enfocando de manera diferente y diferenciada al resto de opciones
políticas.
En segundo lugar me felicito por el número
de mujeres elegidas para la ejecutiva de EQUO, un total de 10 de 14 personas
que la componen.
Sin
duda ecologismo y feminismo van de la mano, y crear un mundo más justo, más
tierno, sin mujeres en las parcelas donde se toman las decisiones, simplemente
sería imposible.
Feminismo
en los cuidados de las personas, del Planeta y del resto de especies que
componen la biodiversidad que nos da la vida.
Feminismo
en el concepto de cooperación frente al de confrontación, que actualmente es la
practica habitual, en una sociedad patriarcal y machista, que una y otra vez
nos lleva a atacar posiciones, puntos de vista diferentes de los rivales,
regiones y hasta países enteros, con el fin de imponer nuestros criterios, o expoliar
aquellos bienes o materias primas que nos interesan.
Esto
nos lleva a la tercera columna en la que debemos basar la transición hacia un
modelo verde de sociedad, el pacifismo.
Sin
él no se puede desarrollar ni el feminismo, ni por tanto el ecologismo.
Son
conceptos que van de la mano para conseguir el objetivo que nos mueve y
apasiona, la sostenibilidad en un mundo más amable, basado en la justicia
social y medio ambiental, como dos caras de la misma moneda.
Por último, en esta primera
semana del futuro de EQUO, escribo estas torpes líneas desde el estupor de
quien tras escuchar la entrevista a Naomi Klein en Salvados
el domingo pasado, en la que nos indica lo que estamos haciendo bien y nos
propone el camino para hacerlo aún mejor, observa que la amenaza ya no es “fantasma”,
ha pasado a ser una realidad con la victoria de Trump como presidente de EEUU,
que puede ser el inicio de una cascada de ultranacionalismos populistas al otro
lado del Atlántico.
La gente está agotada de resistir, de
resignarse, de buscar lo menos malo, necesita construir alternativas, volver a
ilusionarse, generar dinámicas grupales de colaboración y no individualistas de
oposición, y ese el centro de nuestro discurso, y por tanto esa debe ser
nuestra acción.
No
subestimemos la gran oportunidad y responsabilidad que tenemos por delante y
soñemos, sin miedo, en la sociedad que queremos.